Notas y Publicaciones

CRISIS DE PAREJA: El costoso camino del silencio

Me motivó a escribir acerca de este tema, la cantidad de situaciones relacionadas con el mismo, que puedo constatar en la cotidiana experiencia en el consultorio.
Me gustaría en esta oportunidad poner el acento en un momento de los vínculos de las parejas en el cual se comienzan a producir desencuentros, distanciamiento, discusiones triviales, falta de interés en lo que le sucede al otro, aburrimiento, falta de comunicación, deja de haber placer en el compartir, se pierde la complicidad y poco a poco la indiferencia se hace presente. Esta modalidad que silenciosamente se ha ido instalando, es lo que pre-anuncia, que el vínculo está atravesando una profunda crisis.
Lo llamativo de lo que se observa en la consulta es que esta situación, puede llegar a mantenerse “por años”, es como si se normalizara.
Pero tarde o temprano lo silenciado se expresa, apareciendo como síntoma en los hijos, otras veces en alguno de los miembros de la pareja, que acuden a consultar pero en general no lo asocian a la crisis que la pareja está atravesando, sino que “no se sabe porqué”, hay desgano insomnio, falta de deseo sexual, ansiedad, angustia, somatizaciones, es decir, las manifestaciones suelen ser diversas, pero “de eso no se habla”.
Se intentan hacer algunos movimientos inconcientes para tapar y sobrellevar el malestar latente, como generar proyectos que los mantienen ocupados, estar siempre con gente que ayude a poder estar y seguir adelante evitando así la intimidad. Otras veces comienza a producirse en alguno de los dos o en ambos, el interés por una tercera persona, lo cual a veces aunque parezca raro, ayuda a generar un nuevo equilibrio y permite a la pareja seguir conviviendo.
Cuando esto sucede, suele haber acuerdos en general inconcientes, en donde lo pactado es: “mientras conservemos la estructura de familia o matrimonio está todo bien”, se tolera o “no se quiere saber”, que existe una tercera persona, es decir, se acepta la situación.
Obviamente surge la pregunta ¿porqué se la sostiene?. Algunos suelen decir que es por los hijos, creo que es más bien, “gracias a los hijos”, que les dan un motivo para no enfrentar su realidad.
Cuando durante un tratamiento, comienza a surgir toda esta temática, muchas veces poder verbalizarlo, hacer conciente, suele poner en marcha la posibilidad de hablar, plantearse y plantearle a la pareja, lo que se venía negando y silenciando. Este suele ser un momento en que las parejas llegan a la consulta.
Pero también sucede que aún habiendo tomado conciencia, aún sabiendo que “el no hacer nada”, no es tan cómodo como se creía, que el costo emocional que se paga es elevado, se decide continuar concientemente. Son elecciones de las cuales, cada uno debe hacerse cargo.
Conservar estructuras, evita enfrentar pérdidas, el vacío, la incertidumbre, lo desconocido, que se pierda un andamiaje que da sostén a la identidad. Pero seguramente quien toma esta decisión, no solo lo hace en relación a la pareja, en general suele ser “una posición frente a la vida”.

 

 

Lic. Silvana Santoro

Centro de Psicología Clínica, Laboral y Forense

 

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