Notas y Publicaciones

Fobias

La ansiedad es esencialmente útil, ya que está destinada a protegernos; nos permite anticiparnos a situaciones de amenaza o peligro y poner en marcha determinadas conductas que pueden ser: prepararse para enfrentar esos peligros o bien evitarlos. Si no tuviésemos esa capacidad, la supervivencia sería muy difícil.

 

Pero sucede que esta ansiedad y el estado concomitante (como los síntomas físicos que se desencadenan naturalmente frente a una situación amenazante, como la taquicardia, la tensión muscular, la disnea, etc) útiles y necesarios para enfrentar los peligros externos, pueden ser generados sin que este peligro real exista. O sea que el ser humano puede “generar estos peligros con su mente”.

 

En estos casos en que las relaciones de miedo ante un objeto o situación son desproporcionados al estímulo, estamos frente a una fobia.

 

No sólo los demás se dan cuenta de la reacción excesiva, sino que quien la padece tiene conciencia de lo absurdo de su miedo, pero no lo puede evitar.

 

Se ponen en funcionamiento entonces conductas de evitación de aquello que lo puede exponer a esa angustia, lo cual produce, según la gravedad del cuadro, un grado variable de limitaciones. Asimismo, se crean vínculos de dependencia con los familiares más cercanos, que se transforman en necesarios acompañantes o en personas que tienen que accionar por ellos.

 

Actualmente los trastornos fóbicos se dividen en:

  • Fobias específicas; miedo a algo en particular. Suelen desarrollarse sobre la base de miedos infantiles.
  • Fobias sociales; miedo a estar en lugares públicos, asistir a reuniones o interactuar con otros. Suele manifestarse en la adolescencia.
  • Agorafobia: miedo a salir. Suele manifestarse en la entrada a la adultez joven.

 

En general, las fobias se van desarrollando gradualmente. Si se está atravesando una situación de sobrecarga emocional, las reacciones fóbicas tienen una facilitación, el individuo se siente vulnerable y sin capacidad suficiente para afrontar determinadas situaciones con eficacia. Se comienzan a tener certezas de rendimiento negativo. En la base de las fobias hay una distorsión en el procesamiento de la información, tanto del peligro que se debe enfrentar como de los recursos que se disponen para lograrlo.

 

Se organiza en torno a lo temido todo un sistema de pensamientos, creencias y certezas que es imprescindible abordar psicoterapéuticamente. La mejoría será el resultado de un trabajo conjunto de esfuerzo y colaboración entre el terapeuta y el paciente.

 

 

Lic. Silvana Santoro

Centro de Psicología Clínica, Laboral y Forense

 

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