Notas y Publicaciones

El psicoanálisis en psico-oncología y cuidados paliativos

Es frecuente que se nos pregunte si es posible trabajar con pacientes oncológicos y terminales con las referencias que nos da el marco teórico psicoanalítico.

 

Nuestra experiencia clínica nos ha mostrado que sí lo es. Y que también puede ser beneficioso, en tanto apunta a lograr, por medio del recurso a la palabra, pacificar el sufrimiento producido por lo Real del síntoma (al conseguir la renuncia a la cuota de goce con la que se inviste al Fantasma y abandonar el lugar de objeto que obtura la Falta en el Otro).

 

Las enseñanzas de Lacan nos han permitido saber que la angustia, lejos de ser un trastorno al que hay que tratar, es la vía de acceso al objeto “a”, a lo que no es significante.

 

Mientras otras corrientes psicológicas (con orientación conductista o cognitivista comportamental) apuntan a “fortalecer el Yo”, atribuyéndole al Yo la posibilidad de decidir lo que quiera, la perspectiva psicoanalítica hace evidente que ese Yo está sujetado; que es un esclavo del Otro del significante.

 

Nuestra función será entonces favorecer la construcción de un saber sobre cada particular modalidad de placer y de sufrimiento (la relación con el goce) que le permita salir de la tragedia y la resignación a un destino, para colocar al sujeto frente a la responsabilidad de la elección de sus actos y que pueda tomar las decisiones que le conciernen, aún sin la certeza ´de cual será su final.


El Psicoanálisis, aún aplicado a situaciones complejas como la que se da en la interdisciplina, hace su aporte partiendo de una ética del Deseo (alejada de los ideales morales ordenadores), con el desafío de recuperar la singularidad de las verdades subjetivas, habitualmente excluidas por los Discursos Amo que se sostienen en ámbitos regidos predominantemente por el Discurso Médico, de generalizaciones científicas y estadísticas objetivantes.


La dirección de nuestras intervenciones no apuntará a que el paciente logre una rápida y eficaz adaptación y sometimiento a la enfermedad o a lo que “se” debe hacer para tratarla, impuesto por el Otro.

 

Se intentará acompañarlo a que pueda ir construyendo una “salida posible” del lugar de objeto del Deseo del Otro (el destino, la ciencia, sus Médicos tratantes, su familia, etc.), en el que habitualmente queda ubicado un paciente con una enfermedad grave.

 

La formación del Psicooncólogo deberá provenir no solo del campo de la Psicología. Deberá contar además de con herramientas conceptuales psicológicas, con algún tipo de formación básica en Cancerología y en Bioética, para posibilitar el intercambio discursivo no solo con pacientes y familias, sino también con los Médicos que integran los Equipos tratantes (que nos suelen consultar por dificultades en la transmisión de la información, manejo de la angustia, vivencias de fracaso e impotencia, etc.)

 

Deberá incluir en su formación, la elaboración de la muerte propia, teniéndola suficientemente trabajada en un espacio psicoterapéutico individual.

 

Esta clínica requerirá plasticidad y adecuación a las posibilidades de los pacientes oncológicos, lo cual no implica renunciar a los principios que orientan nuestra práctica, que son independientes de que se trate de un paciente con una expectativa de vida extensa o que esté en la etapa terminal.

 

 

Lic. Ana Inés Marquis

Centro de Psicología Clínica, Laboral y Forense

 

 

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