Notas y Publicaciones

Ésta suele ser una situación de malestar frecuente planteada por las mujeres. Sería interesante que puedan preguntarse a sí mismas: ¿alguna vez me permito tener algo más importante que hacer que estar con él?.

 

A la mujer, en general, le suele resultar difícil conectarse con los deseos propios y concretarlos, ya que culturalmente le fue vedado: la mujer “es para ser madre” lo cual las lleva a tomar una actitud de descentramiento y de renuncia a lo personal de una forma absoluta, e innecesaria.
Los tiempos personales se desatienden y suelen generar culpa si se les hace un lugar. La idea es que lo personal “siempre atenta contra los otros”.

 

Por lo tanto existe una tendencia a estar más atenta a lo que el otro hace que a lo que ella quisiera hacer, o a lo que el otro siente más de lo que ella misma puede sentir con respecto al otro.

 

De esta forma, la mujer se cosifica y al tratarse a sí misma como una cosa hace que el otro tampoco la pueda ver como un sujeto. Además, las cosas al no tener vida propia suelen no tener movimiento y quedarse en el mismo lugar, y cuando uno sabe que algo está “siempre en el mismo lugar” suele darse el fenómeno de “dejar de verlo”. Probablemente esto se relacione con la vivencia de que al marido le interesan más otras cosas que ella.

 

Junto con el malestar que genera esta posición a la que llamo “satélite” por el hecho de girar en torno al otro, aparece la actitud “quejosa” y el reclamo permanente. Esta queja reiterada termina transformándose en un ruido que por repetitivo deja de ser escuchado lo cual incrementa aun más el malestar del que venimos hablando y por supuesto que no genera ningún cambio en el otro, porque en realidad el cambio debe provenir de la mujer misma.

 

Recuerdo el caso de una paciente cuyo marido cansado ante los reclamos de ella por el tiempo que el le dedicaba a una actividad que a él le gustaba, le dijo: “bueno, cada uno elige, yo no tengo la culpa de ser tu hobbie”.

 

¿Qué sucede cuando se dan este tipo de situaciones en una pareja? ¿Querrá decir que uno ama más que el otro?.
En algunos casos puede ser, pero en general se trata más bien de una dificultad de la mujer para conectarse consigo misma y es paradójico dado que el no poder hacerlo les impide generar intereses propios lo cual aumenta la dependencia y la creencia de que “estar con el es lo único que la satisface”. En realidad es lógico porque de verdad no tiene otra cosa que le de placer.
Así, en un círculo vicioso, se va minando la propia estima se va generando un sentimiento de insatisfacción, de perdida de sentido o de vacío que es bastante probable que termine afectando el vinculo de la pareja. En el hombre, que no tiene esta dificultad personal, no se va a manifestar este tipo de malestar, pero sí se verá involucrado en lo atinente a las dificultades dela pareja.

 

En muchos casos el hombre suele contribuir a que la mujer quede instalada en esa posición y quizas hasta dificulta que pueda producirse un cambio. “Tener un satélite propio” seguramente proporciona algunos beneficios que no está dispuesto a perder. Después de todo el también está inmerso en una cultura y sufre las influencias de la misma con o sin conciencia de ello. Es bastante frecuente creer que lo cultural es lo natural.

 

Resulta fundamental darse cuenta que para poder estar en armonía en una relacion de pareja, lo primordial y prioritario es estar bien cada uno consigo mismo y es responsabilidad de cada uno tratar de lograrlo y trabajar para ello en las trabas o dificultades personales que puedan obstaculizarlo.

 

 

Lic. Silvana Santoro

Centro de Psicología Clínica, Laboral y Forense

 

 

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