Notas y Publicaciones

Trastornos del sueño

Las alteraciones transitorias del sueño suelen ser normales y podríamos decir que a lo largo de la vida de todas las personas, suelen presentarse como reacción a algún acontecimiento estresante sin que posean un diagnóstico específico ni que requieran ser tratadas.

 

Cuando nos consulta una persona, específicamente por este motivo, debemos realizar un diagnóstico exhaustivo descartando en primer lugar que la causa no se deba a otro trastorno mental por ejemplo depresión o ansiedad), a una enfermedad médica que pueda alterar el sueño o al consumo o abstinencia de algún fármaco. También debe considerarse la edad de la persona que consulta dado que las características del sueño varían con las diferentes edades.

 

Las disomnias son alteraciones de la calidad y cantidad del sueño, las mismas son: insomnio, hipersomnia, la narcolepsia (raramente aparece) trastornos del sueño asociados con la respiración (apnea abstructiva del sueño), trastornos del ritmo circadiano.

 

Las parasomnias se caracterizan por la activación de sistemas fisiológicos durante diferentes momentos del sueño. Las mismas son: pesadillas, terrores nocturnos, sonambulismo.

 

El insomnio relacionado con otro trastorno mental es el diagnóstico al que se arriba con mayor frecuencia (35 al 50%). Estos pueden ser: trastorno depresivo, bipolar, trastorno de ansiedad generalizada, trastorno de angustia, trastornos adaptativos (con un factor estresante).

 

Al realizar el diagnóstico es importante evaluar el grado de deterioro y la duración de esta alteración, en cuyo caso debe ser tratado adecuadamente.

 

No podemos descartar los condicionantes sociales, que como en tantos otros aspectos, influyen también en el tema que hoy estamos tratando.

 

La sociedad actual, con la exigencia de productividad, extendió el periodo de vigilia. En los años 1900, el ser humano dormía 2 horas más por noche.

 

El mercado global también ejerce su influencia. Hablando particularmente de las condiciones sociales de nuestro país, estar tan salvajemente expuestos al desafío de sobrevivir, activa un sistema de alerta que en algún punto podría equipararse al que debió poner en marcha el hombre de la prehistoria quien no podía dormir sin ese alerta ya que esto podía significar su desaparición.

 

Es de fundamental importancia el lugar que ocupa el sueño en nuestra vida. Con un mal dormir, difícilmente pueda existir una buena vigilia.

 

 

Lic. Silvana Santoro

Centro de Psicología Clínica, Laboral y Forense

 

 

VOLVER